Se conoce popularmente como bloqueo del escritor al fenómeno psicológico en el que se pierde la habilidad de escribir, la inspiración y la fluidez creativa. Esta obstrucción de la inspiración creativa puede tomar horas, días, semanas o meses y, en casos extremos, años o el resto de la vida, lo que ha ocasionado el retiro de algunos escritores.
Al comenzar a escribir esto tenía idea de que el tema era masivo pero, la verdad, no me imaginaba qué tanto. Los remedios que se han querido brindar para este problema han sido hipnóticos, de liberación emocional y hasta de yoga (!), por mencionar algunos. También se han escrito poemas, hecho vídeos, escrito razones del porqué existe, causas y soluciones para el bloqueo del autor con miedo (interesante, cabe mencionar) y hasta un consejo que aunque inservible involucra cerveza... En resumen, han corrido grandes "cantidades de tinta" sobre este problema que azota a la gente sin distinción de género, edad, e importancia en el mundo.
Como creo que es importante saber qué tipo de bloqueo se padece y según esto dar las recomendaciones precisas, usaré la división de Fred White en su libro The Daily Writer y las de Maite~
Bloqueo creativo o Síndrome de la hoja en blanco
Es aquel que sucede cuando te sientas enfrente de la hoja en blanco sea física o virtual y no sabes de qué escribir, incluso si las ganas de hacerlo están ahí. Este es el primer bloqueo que se suele dar, el más famoso, y por eso el que cuenta con más sugerencias para superarlo.
1. Compra un cuaderno y escribe TODO el tiempo TODAS las ideas que se te ocurran: haz dibujos, garabatos, escribe palabras sueltas, crea títulos, resúmenes, pensamientos, preguntas, la conversación que escuchaste por casualidad. Ordena, desordena, mientras más apuntes tengas, más ideas tendrás para escribir.
Luego, relee y en palabras de Hemingway, vuélvete un “shit detector”, ya que como bien dice aquí, si te esmeras en escribir directamente en limpio, es muy probable que te bloquees y te sea imposible continuar.
3. Asociación de ideas. Es la conexión mental entre ideas, imágenes o representaciones, por su semejanza, contigüidad o contraste; es algo inconsciente que realiza el cerebro. ¿Cómo estimular esto? Bastante simple: lee algo relacionado al tema que desearías escribir e imaginar cosas, deliberar, analizar.Y yo agrego: simplemente LEE. Leer mucho y sobre temas diversos despierta la curiosidad, la capacidad de reflexión y la pregunta, "¿cómo habría escrito yo esto?"
4. Bombardeo audiovisual. Escucha música que no sueles escuchar. Ve una película nueva. Lee revistas sin descartar. Ve al museo, al teatro, ya que todas las formas de arte siempre cuentan una historia y no será difícil que, despertando tu curiosidad por cosas nuevas, encuentres la inspiración o la pieza que te faltaba para escribir.
5. Reescribe algo de lo que tenías guardado. O toma un capítulo de tu vida y relátalo, tal y como pasó, desde un punto de vista diferente, con otro final o cambiando el tono, el espacio o los personajes. Agotar tu propia experiencia es una buena forma de escribir cuando no sabes de qué.
6. Escribe tus sueños. Este es un consejo dado por David Landesman: «Algunas de las mejores escenas y líneas argumentales son las que surgen en forma espontánea de los lugares más profundos de tu inconsciente. Si no puedes recordar cada mínimo detalle de tu sueño, ¡no te impacientes! Así como los recortes de artículos periodísticos pueden utilizarse como catalizador de tu próximo cuento, los recortes oníricos pueden aportar trozos y piezas únicas que después puedes entrelazar para sazonar argumentos y personajes».
7. Haz una lista de temas sobre los que no has escrito (nunca o en mucho tiempo). Es una forma de plantearse retos y recorrer caminos que antes no se ha recorrido: ¿Qué sería lo más dificil de escribir para ti? ¿Qué cosas no puedes evitar en cada historia que escribes?
8. Maite también recomienda generadores de ideas tipo Seventh Sanctum o Springhole. ¿El problema? Están en inglés y no sé si exista uno tan completo en español, que lo máximo que encontré fue este que solo es útil en cuestión de brindar nombres y detalles así. Si es que el idioma no es problema, me parece notable y práctico.
Resumiendo: escribe. Lo que sea, pero hazlo. Asimov nunca dejaba de teclear. Si no sabía continuar empezaba o retomaba otra historia. Según su hija: “Una vez tuvo bloqueo. Fueron los peores diez minutos de su vida”.
Resumiendo: escribe. Lo que sea, pero hazlo. Asimov nunca dejaba de teclear. Si no sabía continuar empezaba o retomaba otra historia. Según su hija: “Una vez tuvo bloqueo. Fueron los peores diez minutos de su vida”.
Bloqueo de procedimiento
Síndrome del hilo enredado
Se tiene la idea, se sabe qué ocurrirá al principio, en medio y al final, pero ¿cómo comenzar?
La solución es más o menos simple: escribe en papel o en un bloc de notas virtual los temas que vas a tratar, sin importar el orden, mientras estas haciendo esta labor es más que probable que al querer alargar una escena, o la narrativa de alguna parte, te extiendas y, adivina qué, haz comenzado a escribir~ Citando de nuevo a Maite, ella recomienda los post-it se debido a que se puede escribir una idea en cada uno e irlos ordenando según gusto de cada quién, y recordando que una historia no tiene que ir forzosamente de manera cronológica.
Y como he leído numerosas veces: Empieza por cualquier lugar, el medio, el final, pero ¡EMPIEZA!
Síndrome de la congestión mental
Generalmente ocurre después de un ataque de inspiración repentino. Te vienen tantas ideas a la mente que quisieras poder escribir cosas distintas con ambas manos mientras narras otra cosa en una grabadora. Son tantas que terminas por aturdirte. Solución: puedes usar el mismo método del anterior, es decir, haz un resumen rápido de las ideas que tienes y así puedes continuar como lo deseas.
Síndrome del camino oculto o Hipo creativo
Vas bien con el hilo de la historia hasta cierto punto, pero no sabes cómo seguir, así que saltas a la siguiente escena que ya sabes cómo debe desarrollarse, así llegas hasta el final. Cuando quieres regresar y llenar los espacios en blanco, no sabes cómo hacerlo.
Con esto hay que tener mucho cuidado, ya que se arriesga a tener agujeros lógicos (la historia no tiene sentido porque falta un elemento vital), o agujeros dramáticos (el cambio de actitud de un personaje respecto a otro carece de lógica), vamos, resumiendo: incongruencias que pueden arruinarlo todo.
Puedes:
1. Crear un nuevo archivo y volver a escribir las ideas centrales del último fragmento que tienes y del siguiente con el que quieres unirlo... y escribir, así uno se fuerza a concentrarse en nuevas por más que descartes cinco ideas y al final solo veas como adecuada la sexta.
2. Realizar un mapa mental. Los mapas mentales son una técnica para relacionar conceptos. Lo mejor es hacerlo con lápiz y papel, utilizando goma de borrar. En ese caso, pon la idea central que quieres desarrollar al centro.
3. Esta "solución" es a la que no quieres llegar: si es imposible pasar del punto A al C porque para lograrlo o tienes que hacer que un personaje actúe desvirtuando la personalidad que le has dado o debes meterte con la lógica de la historia, tal vez es mejor aceptar que es tu trama la que está fallando y modificarla más a fondo.
Interferencia/Inferencia creativa
Muchas veces ocurre que mientras uno se encuentra en el proceso de escritura de una historia aparecen los indicios de otra completamente distinta. Quieres concentrarte en lo que estás escribiendo, pero la otra no te deja en paz y salta en tu mente ante el más pequeño estímulo.
La solución es simple: coge la libreta, o abre un .doc de Word y escribe todo lo que que no quieres olvidar… y luego olvidalo. Te permitirá concentrarte en lo que estás llevando adelante en este momento con la conciencia de que volverás a ella sabiendo exactamente lo que querías, con la mente clara y sin ser empujado por otro proyecto.
Bloqueo psicológico
Paranoia del concursante
Debes llegar a una meta sí o sí, pero por más que hayas exprimido tu idea, los números no avanzan, necesitas inflar tu historia, la fecha de plazo se acerca y te sientes más que angustiado.
La solución es dar un paso a atrás: sal a dar un paseo, toma café, mira a las personas e imagina cómo sería el mundo real escrito. Juega con tu mascota, tu vídeojuego favorito o cocina o haz la limpieza, si es lo que te hace feliz. No existe peor acción que la de empecinarse en alcanzar la meta, que (aunque no lo creas), a veces lo único que se logra es que tu cerebro se rebele.
Síndrome del proyecto finalizado o Depresión post-cierre
Acabas de terminar una historia que has estado sufriendo por mucho tiempo. Sientes que diste tanto de ti que no volverás a escribir nada tan bello o logrado. Así pasan los días o meses sin comenzar nada.
Pasará algún tiempo. No te aflijas, el que quieras volver a escribir ya es un gran avance. Muchas veces, escribir epílogos, continuaciones cortas o la reescritura de escenas desde la perspectiva de otro personaje te hará sentir que ese universo está "finalizado".
Lo que cuenta es redescubrir el placer de crear mundos, personajes, y recordar la razón por la emprendiste un proyecto.
Influencia común
La vida real es, por definición, más real que lo que estás escribiendo, y por lo tanto suele tener más importancia. No te enfrentes a ella, déjate llevar y piensa que vendrán tiempos mejores en los que podrás trabajar en mejores condiciones. Si no lo haces así, te encontrarás cada vez más frustrado y agobiado y, desde mi punto de vista, en esas situaciones no suele ser bueno lo que sale.
¿Qué hacer? No nades contra corriente. Dedícale el tiempo que sea necesario a tus asuntos pendientes, que luego ya podrás encontrar tiempo para escribir. Verás como luego las ideas regresan con mayor fluidez. «Organiza tu trabajo. Si tienes un horario para escribir y todos los materiales a mano es probable que todo fluya con rapidez». Como diría Séneca: lo importante no es la cantidad de tiempo de que se disponga sino cómo se aproveche.
También se puede utilizar la Técnica Podomoro descrita en el siguiente tipo de bloqueo.
Bloqueo por distracción
Síndrome del procastinador
Es aquella dejadez que surge cuando se tiene poca o inexistente fuerza de voluntad para escribir. «Internet puede convertirse en una trampa de tiempo. De una simple consulta a Google puedes pasar a los e-mails y sus adjuntos, el Facebook, el Farmville, las noticias y los blogs que sigues. Y lo peor es que se corta el flujo de pensamiento.
Así que para escribir lo que se debe hacer es tomar una medida drástica pero útil: quitar el cable de Internet y/o apagar el Wi-Fi».
"¿Qué? ¿Olvidarme que tengo Internet?", habrá pensado alguna, y lo sé, lo sé, que es con este tipo de bloqueo con el que más identificada me siento. Si es que lo anterior sabe a locura, un excelente método que encontré navegando por el ciberespacio y me ha servido es la Técnica Podomoro:
Pon una alarma online, en un reloj o en el teléfono para que suene al cabo de 25 minutos. Durante esos 25 minutos te concentras en escribir y no paras hasta que suene la alama. No debes mirar el correo electrónico ni las actualizaciones de las redes sociales durante esa casi media hora. Solo escribir.
Claro que hay que adecuarlo y no sentirse satisfechos con únicamente escribir durante 25 minutos, ¿eh?
Y eso ha sido todo. ¿No mencioné arriba que era masivo? No exageraba. Si alguien se tomó la molestia de leer punto a punto y aún así no se cree capaz de escribir, pues, a palabras de John August:
«¿Sabes quiénes sufren del bloqueo del escritor? Los que no escriben. Les parece que sufrir para crear arte les convierte en personas interesantes y románticas. Se aseguran de que todo el mundo sepa lo tortuoso que es el proceso, de tal modo que cuando por fin producen algo no sea juzgado por sus méritos sino por la angustia emocional que ha entrañado su creación. Los escritores escriben. Los farsantes se quejan de lo difícil que es. [...] Uno de los principales motivos por los que procrastinamos es para darnos a nosotros mismos una excusa en caso de que el resultado sea terrible: “Sé que no es genial, pero es que lo escribí en tres días”. Hazlo mal cuanto antes y luego dedica el tiempo a arreglarlo».
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