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Prosa púrpura

Del anglosajón purple prose, literalmente traducido como "prosa púrpura", es una crítica literaria de pasajes, o a veces libros enteros, escritos con una prosa extravagante e innecesaria, tan florida que rompe con el ritmo de la narración.

El término proviene del poeta romano Horacio (Quintus Horatius Flaccus, 65-8 a.C.), quien asemejó la escritura rimbombante con los parches púrpuras que la gente pretenciosa le cosía a su ropa para parecer adinerada (en ese entonces el tinte púrpura era muy difícil de conseguir y por lo mismo caro).

Es verdad que el inglés es concreto mientras que el español es un idioma más rico, descriptivo y lleno de adjetivos, adverbios y sinónimos.  En moderación, es una práctica recomendable: las alegorías, las metáforas dan libertades como narrador y la posibilidad de brindar un lenguaje armonioso y delicioso que acompañe a una buena trama y personajes bien construidos. Sin embargo, cuando un autor rellena su historia con descripciones absurdas y una verborrea que resulta aburrida y redundante, hacen que la pieza literaria sea pretenciosa y hasta aburrida.

Aunque no existe una línea demasiado definida de lo que es prosa púrpura, ya que para lo que un autor o lector puede ser una narración exagerada y redundante, para otros es una descripción vívida que los 'transporta', sí se pueden dar unos cuantos consejos para no caer en esto:

¿"Le" o "Lo"? Esa es la cuestión

En español se utilizan típicamente los pronombres "lo" y "la"; sin embargo, todos conocemos su variante "le", y la pregunta es, ¿cuándo es correcto utilizar cuál?
Primero debemos tener la noción de que no es correcto utilizar ninguno de los tres todo el tiempo, ya que cada uno tiene su uso apropiado. Es un poco complicado, así que procuraré ponerlo en los términos más sencillos que me sea posible. 

Existe un fenómeno gramatical conocido como "leísmo". Se puede denominar leísmo cuando nos encontramos abusando de la utilización del pronombre "le", es importante saber que hay pronombres de diferentes tipos: le es un pronombre de complemento indirecto y lo es un pronombre de complemento directo. Por lo tanto, estos deben utilizarse según su situación (entiéndase, usar "le" cuando estemos hablando de un complemento indirecto y "lo" cuando se esté utilizando un complemento directo).

Para comprender mejor esto, explico de forma breve de qué estamos hablando al decir "complemento de objeto directo e indirecto": 
El complemento directo es aquel que está exigido por el verbo y completa el significado de éste al designar la entidad a la que afecta directamente la acción verbal. Recibe directamente la acción del verbo.
El complemento indirecto recibe el perjuicio o beneficio de la acción.

Ej.: 
Me da pena pensar que mi perro perdido puede estar muerto.

Fun stuff: Úsame



Ganador del Reto sorpresa de Navidad: Coloridas Cavilaciones por Aliss (Whisperof)

En el Grupo de autores, se organizó el noveno concurso cuyo desafío era escribir un reto sorpresa realacionado a la Navidad que se le daría vía inbox. Se obtuvo 16 oneshot participantes y el ganador mediante votación fue:


Coloridas Cavilaciones por Aliss (Whisperof)
 
Colocar las esferas de vidrio era lo más aburrido de hacer. Limitaban el movimiento del brazo y la columna a hacerlo en forma repetitiva por bastante tiempo, pues el árbol artificial era de un tamaño considerable, además nadie podía darle la contra a su madre cuando algo se le metía en la cabeza, tanto así que inclusive lo había comprado con tres semanas de anticipación. Obviamente su único hijo fue el que tuvo que ir para ayudarla con las compras navideñas.
Eso solo significaba más trabajo para él. Desde que alcanzó una considerable estatura, las navidades se encargaban de hacerle trabajar los brazos durante varios minutos, y sin descanso.
Azul, blanco y plateado con brillantes, fueron los colores que ese año se escogieron en casa. Abarcaban las guirnaldas de la baranda de las escaleras, los marcos de las puertas del primer piso, e incluso el traje del perro que pese a todo intentaba quitárselo dando vueltas sin parar.
—Apresúrate, hijo —le indicó Natalie desde la cocina—, hay una oferta de guirnaldas en el supermercado.
—¡¿Más guirnaldas?!
—¡No me cuestiones!
Tom solo rodó los ojos silenciando su risilla burlona.
Su madre era una obsesionada con las ofertas, añadiéndole la alegría característica de las fechas propias del fin de año, la emoción de la mujer se duplicaba cada vez que diciembre aparecía más frecuente dentro de sus conversaciones.

 
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