Del anglosajón purple prose, literalmente traducido como "prosa púrpura", es una crítica literaria de pasajes, o a veces libros enteros, escritos con una prosa extravagante e innecesaria, tan florida que rompe con el ritmo de la narración.
El término proviene del poeta romano Horacio (Quintus Horatius Flaccus, 65-8 a.C.), quien asemejó la escritura rimbombante con los parches púrpuras que la gente pretenciosa le cosía a su ropa para parecer adinerada (en ese entonces el tinte púrpura era muy difícil de conseguir y por lo mismo caro).
El término proviene del poeta romano Horacio (Quintus Horatius Flaccus, 65-8 a.C.), quien asemejó la escritura rimbombante con los parches púrpuras que la gente pretenciosa le cosía a su ropa para parecer adinerada (en ese entonces el tinte púrpura era muy difícil de conseguir y por lo mismo caro).
Es verdad que el inglés es concreto mientras que el español es un idioma más rico, descriptivo y lleno de adjetivos, adverbios y sinónimos. En moderación, es una práctica recomendable: las alegorías, las metáforas dan libertades como narrador y la posibilidad de brindar un lenguaje armonioso y delicioso que acompañe a una buena trama y personajes bien construidos. Sin embargo, cuando un autor rellena su historia con descripciones absurdas y una verborrea que resulta aburrida y redundante, hacen que la pieza literaria sea pretenciosa y hasta aburrida.
Aunque no existe una línea demasiado definida de lo que es prosa púrpura, ya que para lo que un autor o lector puede ser una narración exagerada y redundante, para otros es una descripción vívida que los 'transporta', sí se pueden dar unos cuantos consejos para no caer en esto: